Vanesa Goicoechea, Orquesta Gaos, Fernando L. Briones.
Grabación: Xacobeo 2010, VRS2103. Cristina Gallardo-Domas, Orquesta Gaos, Fernando L. Briones
Comentarios al CD LELA
Sumergirse en la producción de nuestra “cantiga” lírica es entrar en un mundo propio donde la musicalidad de la poética gallega encuentra su matrimonio con la escritura musical. Las canciones gallegas se definen por sí mismas y sólo es necesario dejarse llevar por el intrínseco senti-miento evocador que provocan. He ahí tantas melodías que forman parte de la intrahistoria emo-cional de los gallegos, en las que se caracteriza gran parte de su idiosincrasia como pueblo.
Hacer una selección de estas canciones es una decisión frustrante, ya que necesariamente no podrán estar en ella todas las que tienen méritos suficientes. Se trata sólo de una propuesta limitada, pero de una propuesta selecta, para acercarnos a aquellas canciones que constituyen la representación de un género perfectamente identificable, por su substrato cultural, como la música de esta tierra.
Allí, impregnadas en nuestra memoria colectiva, están las canciones de bastantes de los autores que conforman esta gravación. Por antigüedad y por ser el padre de todos los demás, debemos referirnos en primer lugar a Marcial del Adalid (A Coruña, 1826-1881), autor de Soedades, quien dedicó gran parte de su produción a la composición de canciones, destacando los Cantares viejos y nuevos de Galicia, sobre poemas de su mujer, Fanny Garrido.
Si bien es cierto que Adalid tiene un valor histórico y artístico que lo convierte en el referente para el género liederístico en Galicia, no es menos cierto que ningún autor gallego tuvo la popu-laridad que alcanzó Juan Montes (Lugo, 1840-1899). Su Negra sombra es, sin duda, la más emblemática de las canciones gallegas. Montes consiguió ensamblar magistralmente el enigmá-tico texto de Rosalía de Castro con un alalá recogido en O Incio (Lugo). La versión original fue presentada en La Habana en 1892. La presente versión intenta ser lo más respetuosa posible con la edición para piano hecha por Canuto Berea, incluyendo, en la sección central, parte del arreglo para coro que hiciera Nemesio Otaño.
Lonxe da terriña es la otra canción de Montes que se incluye en este CD. La presente versión está bastante retocada respecto del original en lo que respecta al acompañamiento orquestal, porque, aunque la línea vocal tiene el sabor melancólico que el poema le pide, el acompañamiento resultaba susceptible de ser desarrollado, conforme al espíritu nostálgico de esta canción.
Otro compositor lucense es Pascual Veiga (Mondoñedo, 1842 - Madrid, 1906), quien tiene el lugar que le corresponde en la música gallega por ser el autor del Himno Galego. El himno, junto con la Alborada que se incluye en este CD, son las dos obras más difundidas de este autor. Esta pieza, también conocida como Alborada Galega e incluso como Alborada de Veiga, es comunmente interpretada en su versión para banda, y pocas veces con el exultante texto de Francisco María de la Iglesia. En esta versión cantada están eliminadas ciertas repeticiones, manteniéndose en todo momento el énfasis en su carácter tan vital como luminoso.
Un autor que no podía faltar es Juan José Castro “Chané” (Santiago de Compostela, 1856 - La Habana, 1917). Por esto, se incluyen en la presente gravación tres canciones de su autoría: Cantiga, Os teus ollos y Un adiós a Mariquiña, todas ellas escritas sobre textos de Manuel Curros Enríquez. Estamos delante del compositor de mayor comunicabilidad con el público. La difu-sión de sus canciones, en todos los tipos de formatos y en tan variadas versiones, llegan hasta crear anécdotas curiosas, como es el caso de la Cantiga. Esta canción es conocida en realidad por Unha noite na eira do trigo, cuando el primer verso de la canción es No xardín unha noite sentada. Una situación típica de la música popular, que en este caso refrenda su dimensión de piezas ampliamente difundidas.
Galicia tiene una déuda con José Baldomir (A Coruña, 1867-1947), compositor que representa la cima de la escritura del lieder gallego. Discípulo de Torres Adalid, tiene en seu haber canciones tan conocidas y admiradas como Meus amores, A un batido, Como foi... Este Maio longo, con texto de Rosalía de Castro, que aquí se presenta, es una hermosísima canción llena de evocación y dulzura.
Rosa de abril, de Andrés Gaos (A Coruña, 1874 - Mar del Plata, Argentina, 1959) fue, originariamente, una breve pieza para piano a la que se le incorporó posteriormente un texto de Rosalía de Castro. La que se considera la última pieza de Gaos conoció versiones instrumentales, voca-les y corales de toda índole.
Si de Gaos tenemos abundante información e incluso es un autor que se programa con bastante asiduidad, muy poco sabemos de Luis Taibo, autor de Bastabales, con texto de Rosalía de Castro. Taibo fue músico y médico, y pasó gran parte de su vida en México. Hay constancia de un himno gallego escrito con Alfredo Brañas, así como distintas piezas para formaciones corales, vocales y camerísticas. Pero lo que no ofrece duda es la calidad de esta canción, en la que el autor acude a la recurrencia de las campanas a partir de un texto que tiene inspirado distintas composiciones.
La presencia en este CD de compositores gallegos se debe ver también en el gusto que éstos tienen por la elección de textos de destacados poetas, que representan lo mejor de nuestra lírica. Miguel Anxo Fernán-Vello, un poeta actual que es ya un clásico de nuestras letras, le puso texto a la cantata Cantiga Finisterrae para múltiples voces de luz. La obra fue escrita en 1999 como encargo de la Orquesta Sinfónica de Galicia para conmemorar el cambio de milenio. Aquí se escucha el número IV de esta cantata: O límite increado do mundo.
Y para terminar, en una selección de canciones gallegas no podía faltar la presencia de la músi-ca más popular: Vai lavar a cara, canción conocida por diversos títulos, con versiones funda-mentalmente corales pero también de tipo instrumental, que presenta un ritmo de jota dotado de una fresca y vertiginosa prosodia. María soliña, con hermoso texto de Celso Emilio Ferreiro, sobre la triste historia del personaje real de María Soliño, que tiene inspirado muy distintas ver-siones. Esta canción, con música de Antonio Paz Valverde, parece ser la más popular, luego de conecer las versiones de músicos como Carlos Núñez.
Finalmente, Lela, que fue canción cantada por tunos y, en los últimos años, por grandes nom-bres de la música popular como Dulce Pontes o María do Ceo. La letra es de Castelao, tomada de la obra teatral Os vellos non deben de namorarse. La música de Rosendo Mato Hermida fue escrita para el estreno español de la obra, el 25 de julio de 1961 en Santiago de Compostela. Fronteiriza entre lo culto y el género popular, posee un innegable encanto melódico que la hace atractiva para el canto lírico.