CANTIGA FINISTERRAE PARA MÚLTIPLES VOCES DE LUZ. Julio Andrade Malde (Mundoclasico, 8/11/2001)

Juan Durán

Una crítica triunfalista

Esta es una crítica triunfalista. Así que aquéllos que gustan de juicios acerbos o disfrutan con fracasos escandalosos, quienes piensan que para ser un crítico respetado es necesario, en toda circunstancia, poner cara de "sí, pero", los que siempre se muestran descontentos porque la versión escuchada no alcanza las excelencias de un registro discográfico que guardan en su casa; todos ellos tienen ahora mismo una oportunidad excelente para dedicar su tiempo a otros menesteres más productivos o interesantes. El que se arriesgue a continuar en esta página, tendrá que aceptar mi entusiasmo. Que fue, por otra parte, el del público asistente a este asombroso concierto. Es verdad que, en este tipo de acontecimientos, uno tiene siempre la tentación de interpretar ciertas desmesuras en las manifestaciones de aprobación más como una cuestión sentimental (el cariño de padres, hermanos, familiares, amigos) que racional (los verdaderos méritos interpretativos). La presencia sobre el escenario de la Orquesta Joven -ésta, por vez primera- y del Coro, una y otro pertenecientes a la Orquesta Sinfónica de Galicia, podía hacernos temer un acto al estilo de las llamadas "fiestas de fin de curso". Había también un estreno de dos creadores gallegos, ambos afincados -yo diría, más bien, "naturalizados"- en La Coruña. (¿Acaso no son coruñeses -tanto o más- quienes lo son por opción y no por nacimiento?). Juan Durán y Miguel Anxo Fernán-Vello, autores respectivamente de música y texto de una cantata que se estrenaba, cuentan por supuesto con muchas personas que en esta ciudad les aprecian y siguen con interés su trabajo creativo. Así que el riesgo estaba ahí, agazapado, acechando la oportunidad para desnaturalizar un acto musical en principio digno y que determinados comportamientos podían convertir en algo rechazable. Pero no fue así. Vayamos por partes [...]

[...]  Ahora es preciso decir algunas palabras sobre la Cantiga Finisterrae para múltiples voces de luz, que tal es el largo título que el poeta Miguel Anxo Fernán-Vello quiso poner a su también extenso poema en lengua gallega de noventaiséis versos blancos alejandrinos, estructurado en treinta y dos tercetos. Una obra importante donde el autor ha cuidado forma y contenido. Como quería Paul Valéry, quien no se halla lejos en espíritu, y que, de haberlo conocido, creo hubiera aprobado este amplio cuadro en que Galicia ("país das terras verdes") se contempla sin tipismos, bajo las distintas luces ("múltiples voces de luz") que caracterizan un clima tan vario; ese que definen los bretones de un modo tan inteligente y eufemístico: "hace muy buen tiempo varias veces al día". Tal vez pueda yo, modestamente, explicar aquí las que considero ideas-guía del poema. . La luz ilumina nuestra interioridad; "Até esta luz que invade o corazón de luz", "Toda a luz, toda a luz entrando, entrando en nós", "I escintilar a alma ateigada de luz" . La luz vence las tinieblas exteriores; "Esta luz que penetra na ruina dos muros", "Luz que borra a oxidada materia da tristura", "Esta luz como febre amordazando a néboa", "A luz, a luz triunfando fecunda e solidaria" La luz baña la tierra gallega: "Esta luz que inaugura terras anchas que brillan", "Oh luz do mundo fiel, terras de alborecer", "País das terras verdes,/territorio solar . La luz y el mar: "Cando a luz é un milagre que regresa do mar" . La luz esclarece nuestro futuro: "Cando a luz é outra luz e a primavera avanza", "A alta luz incesante sobre as patrias futuras","A irmandade total/entre os seres e a luz" En suma: un gran poema de Fernán-Vello, al que si cabe formular algún reproche es tal vez esa enorme extensión que en ocasiones lo hace un poco reiterativo. Pero, en cambio, hay una gran una belleza conceptual y metafórica dentro de una magnífica estructura. Y esto no es moneda corriente. 

Conozco la obra de Juan Durán desde los tiempos en que se formó en La Coruña la Asociación de Jóvenes Compositores, de la que él formó parte. De esto hace ya unos veinte años. Y en verdad que, por entonces, tanto él como yo, éramos más jóvenes. Debo decir que Durán ha mantenido una línea de absoluta sinceridad y coherencia, que le honra, en el ámbito de la creación musical. Desde el primer día -cuando tal vez era más difícil o estaba menos de moda, o no era "progre"- escribió sus composiciones dentro del más absoluto respeto al sistema tonal y con una marcadísima vena lírica. Sin perder un ápice de estas características, con el paso del tiempo, ha adquirido un notable oficio compositivo: solidez en la estructura, habilidad para el desarrollo de las ideas, inteligente manejo de los diversos elementos vocales, por los que siempre ha mostrado un particular interés (solistas, coro), e instrumentación inteligente, sin extravagancias. Utiliza los amplísimos recursos que le facilita y permite el actual momento en que nos encontramos dentro de la historia de la música -de la más absoluta permisividad-, pero siempre adaptados a su manera de entender la obra. Todo ello ha cristalizado en la Cantata Finisterrae que, en este sentido, resulta paradigmática. La estructura es tan simple como acertada: cinco tiempos; los pares se confían a las voces solistas -soprano y barítono- y son predominantemente líricos; primero y tercero se adjudican exclusivamente al coro, y en el quinto intervienen todas las voces; en estos tres movimientos, la música es más bien intensa, exaltada y prima el elemento épico. La unidad global se logra, por una parte, con un estilo compositivo uniforme, y con el cierre lógico de la partitura mediante un brillante tema con el que ésta arranca. Con la estructura, la obra responde a la forma del poema; pero también lo hace el fluir sonoro respecto del contenido de la poesía, que es básicamente lírico, optimista y luminoso. Sobre todo, esto último. Me ha gustado mucho esta partitura de Durán y al público le sucedió lo mismo. Parece claro que en los momentos actuales nos hemos sacudido la tiranía de las etiquetas, de la necesidad de escribir o componer de una cierta manera para no ser tildado de reaccionario. Lo cual me parece una indiscutible conquista de nuestros días. Hay quien tiene una visión catastrofista del mundo y de su futuro. Yo, tal vez por mi falta de información -un optimista es un pesimista mal informado, ¿no?-, prefiero creer en un porvenir mejor. Como la Cantata Finisterrae, que es sobre todo un acto de fe en un futuro lleno de luz.