En cuanto al repertorio, hay que decir que en Juan Durán tenemos nada menos que un compositor. Lo confirman la gran sonata para chelo y piano, oída hace unos meses, y este logradísimo “Concertino” para saxo y piano, con una introducción “improvisada” a partir de “pedales” del piano, explorando, en rasgos diversos, la sonoridad del saxofón. Un gran “canto” emotivo, hondo, del saxo sobre un delicado tejer del piano y un apabullante tercer período, de enorme rica inventiva melódica y rítmica, plena de generosidad creadora, desenvuelto en un constante y dosificado “ir a más” que conduce a una final apoteosis.